LOS DEMOLEDORES

Empresas de Valparaíso y Santiago demuelen antiguos y tradicionales edificios de Valparaíso. Lo más apreciado de los materiales son las vigas de pino orejón, cuyos valores oscilan entre 1.200 y 1.800 pesos la pulgada. También se venden puertas, ventanas, sanitarios, ladrillos, vidrios y un sinnúmero de materiales.

Por Alfredo Larreta Lavín
Fotos de G. Alvarado y F. Bravo

Hay demoliciones que se pagan y otras que se cobran. Aunque pareciera sólo un juego de palabras, se trata de las modalidades más usuales en el peculiar mundo de los “demoledores”.

En efecto, el contrato de demolición puede adquirir las más variadas modalidades. En algunas oportunidades, la empresa demoledora será contratada por el dueño de la propiedad sólo para efectuar el trabajo. En otras oportunidades, será la firma de demoliciones la que cancelará por hacer el trabajo, siempre que aproveche los materiales.

En fin, también se da la situación intermedia, en que ninguna de las dos partes cobra y la empresa de demoliciones hace el trabajo y se queda con los materiales.

Es lo que ocurre con la empresa santiaguina de demoliciones de Pedro Valenzuela, que está demoliendo dos propiedades frente al Banco Español, en calle Urriola con Errázuriz, donde luego comenzarán los trabajos para la instalación de un servicentro Shell.

Se trata de un antiguo edificio de tres pisos, en el que funcionaron algunas agencias de aduanas, y que quedó en muy malas condiciones por el terremoto. El contrato, según explicó a “El Mercurio” uno de los hijos del propietario, Pablo Valenzuela, se hizo sólo por los materiales, implicando la demolición de dicho edificio y el emparejamiento del terreno contiguo, que se mantenía eriazo por muchos años.

El principal interés de las firmas demoledoras es el aprovechamiento de las vigas de pino Oregón y de roble, que son muy apreciadas, especialmente para la construcción de residencias de lujo, donde el pino Oregón, cepillado y barnizado, adquiere un gran efecto estético y a la vez da seguridad en la construcción.

El padre de Pablo Valenzuela ha trabajado toda la vida en el rubro y su hijo nació entre los restos de edificios, por lo que tiene una gran familiaridad y un dominio del negocio pese a su juventud.

Pero en los años que lleva, en esta demolición tuvo una gran sorpresa. Nunca antes había visto vigas de pino Oregón de gran dimensión, como las que allí encontraron.

Se trata de varias vigas de 15,65 metros de largo, que se ocupaban en el soporte central del edificio, de 12 pulgadas de alto por 12 de ancho y con un peso de más de 500 kilos.

“Nunca me había tocado ver vigas tan grandes y creo que a mi padre tampoco, ya que lo normal es que sean de 10 ó 12 metros de largo”.

Los trabajos los iniciaron el 29 de junio pasado y esperan tenerlos terminados a mediados de la semana que se inicia. Les retrasó un tanto las malas condiciones en que se encontraba un muro medianero con la propiedad vecina, que alberga las oficinas de Kenrick, las que están siendo reparadas.

Dijo que aparte de las vigas, lo que más se aprovecha son las tablas de piso, radiadores de calefacción, sanitarios, ladrillos, puertas, ventanas, rejas de fierro, etc.

Esta es la segunda demolición que han realizado en la zona, ya que terminaron una más chica en calle General Cruz. En el trabajo se emplea personal especializado de la propia firma, que viajó especialmente de Santiago, más algunos operarios contratados en Valparaíso.

Domingo 4 de Agosto de 1985
Reportaje del diario
El Mercurio – Valparaíso