EL DEMOLEDOR DE SANTIAGO

Le llaman “el demoledor de Santiago”. Y él, en vez de tomarlo como una broma, agrega: “también lo soy desde Arica a Punta Arenas”.

Y es que desde la I a la XII regiones, Pedro Valenzuela Bustos ha ganado en 35 años este apodo que le da su oficio de experto en demoliciones.

“Empecé a trabajar con un padrino cuando tenía 18 años. Aprendí luego y a los cuatro años me había independizado. Con los ahorros que logré en ese tiempo me compré un camión del año 47 y empecé a acarrear escombros y a comprar demoliciones”, recuerda Valenzuela.

Actualmente su empresa, en la que participan su esposa, cuatro hijos (2 hombres y 2 mujeres), y una larga lista de parientes, posee una flota de 10 camiones, maquinaria pesada, compresores y otro tipo de equipos especiales para la labor que desarrollan. Ocho bodegas de almacenamiento de materiales para la construcción, que parecen verdaderas ferias persas y más de 280 trabajadores, forman parte también del capital de la sociedad que dirige personalmente Pedro Valenzuela.

Con orgullo dice: “trabajo 14 horas diarias a partir de las 6:30 horas cada mañana”. Y confiesa que en su ir y venir por inmuebles del pasado ha descubierto muchos tesoros ocultos. “Hemos encontrado cajas fuertes escondidas entre los muros, monedas de oro y plata, armas antiguas, figuras sacras, y hasta entierros”, cuenta. Muchos de esos objetos son motivo de interés de coleccionistas privados y anticuarios que a menudo visitan las bodegas en busca de curiosidades. Pero su principal ingreso lo constituyen los materiales de construcción, especialmente el pino orejón, ladrillos, tejas, puertas, ventanas y rejas de fierro finamente labradas.

Pedro Valenzuela comenta que a raíz del terremoto del 3 de marzo, su actividad aumentó en un 500%, lo que le obliga a subcontratar a terceros especialmente para la remoción de escombros, porque entre sus clientes más importantes están justamente organismos oficiales como las municipalidades.

Reportaje del diario
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